En la Mutual me dieron reposo por siete días en cama y la prohibición de sacarme la estilosa bota ortopédica que me pusieron hasta mi cita con el traumatólogo este próximo viernes. No me la puedo sacar ni para dormir, esa onda. El pobre Valentín no se ha quejado de que lo pateo, menos mal. Además me dieron un bastón como ayuda, pero me duele tanto el pie que no puedo ni ir al baño sin el. Por lo mismo estaré en cama hasta este viernes (debo ir al traumatólogo ese día) y trato de ver el lado positivo que es el poder dormir, descansar y tener tiempo para mis cosas, como
Mala pata (gracias, gracias, no se molesten)
Pero ya, no nos salgamos del tema. Eran las vacaciones de verano y en nuestra casa empezaron a pasar muchas cosas sumamente extrañas, de las cuales mejor haré una lista para que queden ordenadas.
1.- Primero fueron las gallinas. Mi mamá se enorgullecía de tener muchas gordas y lustrosas gallinas, que junto a nuestro precioso y multicolor gallo macho alfa llenaban de vida el patio. Siempre andaban correteando en sus gallinescos asuntos, y daba gusto verlas correr cuando les dábamos trigo. De vez en cuando tenía que caer una a la olla para la cazuela, pero principalmente las criábamos por los huevos y porque mi mamá adora a esas aves. A mí igual me gustan mucho, ¡son tan simpáticas!, Pero un día vimos a una de las castellanas en el suelo aturdida y convulsionando, cuando mi mamá la fue a rescatar ya había muerto. Ella se entristeció mucho y al mismo tiempo se extrañó porque esa castellana era joven y ella jamás había visto eso en toda su vida. Pero al otro día cuando fue a abrirles el gallinero, vio a tres muertas bajo el palo donde dormían, aún me acuerdo que eran dos colloncas y una cuello pelado. Entonces ahí sospechó, las abrió con un cuchillo que fue a buscar a la cocina y puso observar que las pobrecitas estaban infestadas de gusanos por dentro. Despues fueron muriendo varias más de la misma forma, estaban bien y de ahí caían para no volver a levantarse. Entonces las típicas señoras copuchentas le contaron por ahí que le habían echado una brujería, y claro, ella no creyó nada, pero ahí no había acabado todo el asunto.
Las colloncas son gallinas mapuche sin cola que ponen los famosos huevos azules.
2.- Las plantas empezaron a morir. Mi mamá siempre fue muy cuidadosa con sus plantas, a las cuales cuidaba cariñosamente, si hasta les hablaba. Por eso siempre las tuvimos bellas y rozagantes tanto dentro como fuera de la casa, pero de a poco empezaron a ennegrecerse, marchitarse y finalmente morir. Ella después de lo de las gallinas, empezó a poner varias plantas con ruda afuera de la casa. La ruda es conocida por sus propiedas protectoras contra la magia negra y por proteger a las personas contra las malas intenciones. Además nos puso a todos cadenas de plata, para protegernos más aún.
La plata igual genera un escudo contra la mala onda, yo misma jamás me despego de mi anillo de plata, el que me adorna y me brinda protección al mismo tiempo.
La plata igual genera un escudo contra la mala onda, yo misma jamás me despego de mi anillo de plata, el que me adorna y me brinda protección al mismo tiempo.
La ruda, planta con un sinfín de propiedas mágicas y medicinales.
4.- Entonces ahí ya empezó la parte final. En mi familia nunca hemos sido personas especialmente religiosas (aunque creemos en Dios y respetamos a las personas que si lo son) o creyentes en el más allá, pero yo hasta el día de hoy juro que vi varias veces sombras pasar furtivamente por detrás. Muchas veces al entrar a las habitaciones vacías nos sentíamos observados y grandes arañas del rincón aparecían por todas partes, como nunca. Y luego vinieron los ataques nocturnos, tanto mi mamá como mi hermana menor y yo sufrimos muchas veces las terribles parálisis del sueño, que si no las conocen bien son como sueños lúcidos en que estamos durmiendo, pero despiertos al mismo tiempo. Uno intenta desesperadamente despertar, pero no se puede, porque (en mi caso) veía una oscura forma andrógina que me apretaba el pecho y la garganta, impidiéndome respirar. Gritaba y gritaba, pero nadie me escuchaba, mientras luchaba para zafarme, pero era imposible, la sombra me tenía completamente atrapada. Hasta que al fin podía abrir los ojos y respirar. Quedaba tan atemorizada que no podía volver a dormir, hasta que amanecía...
Yo juraba que era algo así lo que me venía a visitar D:
En mi caso pasaron un par de años antes de que yo volviera a sufrir parálisis del sueño pero esa es otra historia. Yo estoy convencida que eso fue un mal que esa maldita intentó echarle a mi madre, pero no se la pudo, porque ella es una mujer fuerte y actuó a tiempo, usando sus mismos mágicos recursos, como la ruda, la plata y la meica. Y ahora hay tanta cosa mala pasándome que igual creo que algo más está pasando. Como me dijo la Pakita, anda gente mala onda, y que tira mala onda. Una amiga me recomendó usar incienso de ruda y abrir las ventanas cuando lo prenda, y yo, aunque se vea muy campesino y poco fabuloso, pondré una crucecita de paico con lana roja en mi puerta, porque ayuda a proteger los hogares contra los hechizos y las malas energías, además que si una bruja pretende visitarme, no podrá entrar. Yo he vivido varias experiencias paranormales en mi vida y pretendo seguirlas compartiendo en esta sección.
¿A ustedes les ha pasado algo así?; ¿Creen en la brujería?